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[ 1/Mayo/2017 ]

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Las redes sociales se han vuelto casi indispensables hoy en día y, por lo mismo, hay muchos intereses y dinero de por medio. Facebook es por mucho la red social más usada, con más de 1,350,000,000 de usuarios y, como la mayoría de las redes, maneja mucha información personal de quienes la usan, que al venderla le reditúa enormemente; sin embargo, nosotros somos los que aceptamos sus términos.

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Otro gran detalle es que la sección de noticias se presta a manipulación, ya que no se presentan en orden cronológico; cuando ofrece personalización y algoritmos de visualización desconocidos, realmente se guarda la posibilidad de silenciar publicaciones que afecten ciertos intereses, o en el otro sentido, potenciar publicaciones estratégicas sin hacerlo abiertamente. Si todavía tienen alguna duda sobre esta posibilidad, en E.U.A. fue muy sonado el caso de likes comprados por el Gobierno de aquel país para ciertas de sus publicaciones; ahora imagínense de lo que uno no se entera.

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Lo preocupante es que Mark Zuckerberg es como el Donald Trump de las redes sociales (sin ofender demasiado ya que Mark es muy inteligente), no quiere competencia y para ganar más influencia puede comprar casi sin problemas cualquier empresa que le interese, pasó con WhatsApp y con Instagram.

 

Esta última ha tomado demasiada relevancia, y lo primero que hizo Zuckerberg al comprarla fue aplicarle las políticas de Facebook, y adivinen qué: cambió el orden cronológico de las publicaciones para que fueran aleatorias y personalizadas... Exacto, tomó control.

 

Hubo un gran movimiento iger de inconformidad por todo eso al principio, incluso muchos empezamos a usar otras aplicaciones como EyeEm; sin embargo, la comunidad en Instagram ya está muy hecha.

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Otra red social importante como Twitter siempre ha sido de línea cronológica, y eso la ha mantenido con mayor credibilidad y transparencia, aunque se tiene el gran problema de los llamados bots, que son cuentas pagadas para estrategias sistematizadas de golpeteo casi siempre político, o cuentas fantasma usadas para promover tweets o inflar otras cuentas. Es algo que Twitter debe corregir de alguna manera, sin dejar de mencionar la mala política que tienen de cancelar hashtags después de cierto tiempo, sin importar si siguen siendo tendencia.

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De esa manera, los bots, y aquí en México el ejemplo de los ya conocidos peñabots (cuentas pagadas para promover o vigilar los intereses de Presidencia), aparte del golpeteo, usan indiscriminadamente un hashtag con la intención de quemarlo y desaparecerlo, aprovechándose de ese hueco en las políticas de Twitter, pero eso, afortunadamente es más fácil de solucionar.

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Definitivamente nos encontramos en la etapa inicial del internet y redes sociales, aún con mucho por corregir.

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